Domingo IV de Cuaresma (Ciclo C) 14 de marzo de 2010
"Llegados a esta altura de la Cuaresma, la Palabra nos habla hoy de la reconciliación y el perdón, que nos acercan, a través de Cristo, al corazón del Padre.
Recuerda primero aquella Pascua de Jericó con Josué, que rememora a la de Egipto con Moisés y con la que se cierra el éxodo del pueblo de Israel, inaugurado por ésta última. La sustitución del antiguo maná del desierto, por los productos del nuevo país, señala el comienzo de un nuevo periodo para Israel. Y este periodo tiene un significado: El pueblo ha pasado de la edad infantil, durante la cual, como un niño, depende totalmente del padre, a la edad adulta durante la cual se va a asentar y buscar en libertad la comunión con su padre. Dios ha ido acompañando este camino como un buen Padre, esperando amorosamente y perdonando las infidelidades.
Como luego nos dirá S. Pablo en la carta a los Corintios: “Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado”.
Y Pablo se refiere a Cristo, quien estando en el Padre, propicia la reconciliación del hombre con Dios. Cristo es el gran mediador. El propio Jesús nos explica este proceso con un ejemplo cercano a nosotros: Un hijo criado con amor junto a su padre, decide prescindir de su presencia, exigir una inmerecida herencia y vivir una vida al margen de su familia. Los infortunios de esa vida le van a hacer recapacitar y darse cuenta, aunque sea por su hambre y soledad, que debe volver a la casa del padre. Se prepara para excusarse, pero también para la negación de su padre, asumiendo la idea de ser tratado como un jornalero más. ¡Cuánto nos parecemos a este hijo¡
Será el perdón que generosamente brota del padre, el que le haga madurar (no el hambre ni la pena) y al sentirlo, le haga crecer como hijo libre junto a su padre. El hijo comprende ahora y entra en comunión con su padre.
La cuaresma nos ofrece una vez más ponernos en camino. Hay que aprovecharlo. Sabemos nuestra ventaja: Dios ya nos ha perdonado y nos espera con sus brazos abiertos. Nuestro camino de vuelta será menos penoso que el del hijo pródigo".
"Llegados a esta altura de la Cuaresma, la Palabra nos habla hoy de la reconciliación y el perdón, que nos acercan, a través de Cristo, al corazón del Padre.
Recuerda primero aquella Pascua de Jericó con Josué, que rememora a la de Egipto con Moisés y con la que se cierra el éxodo del pueblo de Israel, inaugurado por ésta última. La sustitución del antiguo maná del desierto, por los productos del nuevo país, señala el comienzo de un nuevo periodo para Israel. Y este periodo tiene un significado: El pueblo ha pasado de la edad infantil, durante la cual, como un niño, depende totalmente del padre, a la edad adulta durante la cual se va a asentar y buscar en libertad la comunión con su padre. Dios ha ido acompañando este camino como un buen Padre, esperando amorosamente y perdonando las infidelidades.
Como luego nos dirá S. Pablo en la carta a los Corintios: “Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado”.
Y Pablo se refiere a Cristo, quien estando en el Padre, propicia la reconciliación del hombre con Dios. Cristo es el gran mediador. El propio Jesús nos explica este proceso con un ejemplo cercano a nosotros: Un hijo criado con amor junto a su padre, decide prescindir de su presencia, exigir una inmerecida herencia y vivir una vida al margen de su familia. Los infortunios de esa vida le van a hacer recapacitar y darse cuenta, aunque sea por su hambre y soledad, que debe volver a la casa del padre. Se prepara para excusarse, pero también para la negación de su padre, asumiendo la idea de ser tratado como un jornalero más. ¡Cuánto nos parecemos a este hijo¡
Será el perdón que generosamente brota del padre, el que le haga madurar (no el hambre ni la pena) y al sentirlo, le haga crecer como hijo libre junto a su padre. El hijo comprende ahora y entra en comunión con su padre.
La cuaresma nos ofrece una vez más ponernos en camino. Hay que aprovecharlo. Sabemos nuestra ventaja: Dios ya nos ha perdonado y nos espera con sus brazos abiertos. Nuestro camino de vuelta será menos penoso que el del hijo pródigo".
Y como se acerca nuestra Semana Santa, unas fotos para el recuerdo, del IDEAL del jueves Santo de 1935. Preciosa iniciativa que tuvo IDEAL digital de sacar sus portadas antiguas.
Y otras fotos de cosecha propia del Miércoles Santo granaíno del Cristo de los Gitanos y María Santísima del Sacromonte, procesionando por el centro de nuestra ciudad.
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