Hola buenas, este pasado fin de semana, HE VUELTO A GRANADA. Y como no puede ser de otra manera me fui de paseo por nuestra ciudad. A Granada le pasa como dicen que le pasa a Madrid "que cuando la terminen va a ser una ciudad muy bonita"... y es que Granada está en obras... públicas y privadas, de suelos, pavimentos, alzados y fachadas, de renovación del mobiliario urbano o de restauración, de nueva planta o de rehabilitación histórica.
Y no puedo dejar de pensar en grandes granadinos como el maestro Juan Bustos -q.e.p.d.- (un Ganivet contemporáneo, cronista de la ciudad de la que tan bién glosó sus glorias) que escribían su sufrimiento por esta continua herida en la piel de Granada la Bella.
Pero aún así he de decir que fue un hermoso paseo de otoño, en el que el sol ya casi no molesta a pesar de ser mediodía. Caminé atravesando las preciosas plazas del centro (Universidad, Trinidad, Romanilla, Bibrambla, Pasiegas... ) hasta llegar a uno de mis destinos, en el Realejo, para comprar un libro. El Realejo es un barrio que me suscita el recuerdo cariñoso de los años mozos del noviazgo y siempre que puedo me pierdo por sus calles. Vi en la Casa de los Tiros cómo se montaba una preciosa exposición sobre fotos de los años 60 en Granada. Vi la reforma de la fachada de varias casas de primeros del s. XX en la calle Pavaneras, así como la fachada del Palacio de los Condes de Gabia que recupera su rojo granate en sus dos paños. Anduve cuesta arriba por San Matías.
Fachada de la "Imperial Iglesia de San Matías" desde la calle Naranjo de San Matías
Y me metí por su antaño pecaminoso barrichuelo, en donde destaca la labor sobre los antiguos inmuebles recuperados como viviendas y hoteles "con encanto".
Antigua casa clasicista en la calle Laurel de San Matías, que acaba de ser rehabilitada, desapareciendo con ello el ornato exterior de su fachada.Imagen actual del interior del barrio de San Matías con la "cara lavada", casas ahora de alto nivel socioeconómico.
Me detuve a ver la fachada manierista de la casa de la calle Piedra Santa. Perdida en medio de una insulsa calle resalta la ventana, su balconcillo, los exornos y el tejadillo.
A la salida del Realejo y aún con tiempo, me entretuve callejeando entre la calle Elvira y la Gran Vía. Nuestra Gran Vía, o el gran eje como se le llamó a primeros del XX, es una continua exposición sobre la arquitectura del Modernismo reflejando en cada una de sus casas todas la influencias de los bulevares de las grandes ciudades europeas (sobre todo París), modelos de sus constructores para darle el señorío que precisaba, el que iba a ser el centro financiero de una ciudad nueva, que crecía con el impulso de la caña de azúcar de la costa.
Fachada del antiguo Hotel Paris en Gran Vía 10, junto a la Catedral.
En una de las travesías que va de calle Elvira a Gran Vía, Marqués de Mondéjar, la imagenería sale a la calle en la casa llamada del Corazón de Jesús.
Y en paralelo a la Gran Vía, la calle Elvira hermana pobre, límite del Albayzín, que la usa para no caerse sobre el centro... con su pobre y aún sin terminar de restaurar iglesia de San Andrés. Calle Elvira que se va abriendo paso de la pobreza y el lumpen para convertirse en otra calle más de Granada, merced a sus mejoras urbanas.
Y al final de ella el remozado Pilar de las Angustias, precioso y espero que a salvo de vándalos que nuevamente atenten contra su histórica presencia, junto a la gran puerta de Elvira.
Y de allí descendiendo por San Juan de Dios, con su puerta abierta para admirar otra vez su impresionante retablo... retablo en su interior, y retablo en su fachada de piedra gris de Sierra Elvira...
... para llegar de nuevo, otra vez al corazón barroco de la ciudad, con los Redentoristas, calle San Jerónimo y sobre todo San Justo y Pastor, una iglesia que por sí misma bien sería catedral en otras ciudades...
San Justo y Pastor desde el claustro del Colegio San Bartolomé y Santiago.
¡Cuánto que ver, que hermoso paseo! Me lo he traído en la retina y en el corazón... hasta la próxima vez que lo vuelva a andar.
(Muchas de las referencias que me surgen al hacer este paseo me vienen por los apasionantes libros del añorado maestro Juan Bustos, sobre todo su riquísimo "Viaje al Centro de Granada")
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